Fernando Cárdenas: El caballero ‘verbante’, en el Caribe Cuenta
El artista barranquillero cumple 20 años, al igual que el festival, contando cuentos en el evento.
Fernando Cárdenas es cuentero, un caballero verbante, un prestidigitador de la palabra que ha logrado sobrevivir cabalgando entre consonantes, adverbios y adjetivos. Cárdenas también es un hibrido, una especie de ‘cuentactorlario’, que no es más que una perfecta fusión entre cuentero y actor nacido para hermanar ambas vertientes aunque en el intento le ha tocado capotear unas de sal y otras de arena.
Su padre Fernando De Jesús le transmitió vía intravenosa la capacidad histriónica, su madre Clara Caballero, el camaleónico arte de mutar de piel y de la tía Ana, aquella especie de Sherezade criolla que lo encantaba a él y sus hermanos con historias de espantos, en la oscura época de los apagones de Gaviria, tomó el gusto y la capacidad para contar cuentos.
Cárdenas nació el 2 de octubre de 1978 y fue el segundo de los cuatro hijos de un matrimonio que se gestó entre las tablas y los reflectores. Su padre perteneció al teatro Experimental de Barranquilla y su madre estuvo un tiempo orbitando entre los escenarios.
Sus tres hermanos también fueron seducidos por el teatro y la música, pero él fue el único que decidió tomar el camino más pedregoso y se plantó e hizo una apuesta de vida por el arte y para el arte.
Siendo aún adolescente integró varios grupos de teatro estudiantil, pero una vez se graduó de bachiller tomó un camino distinto, primero ingresó a estudiar Biología, pero el embeleco solo le duraría un año. Luego vuelve se dispara en otra aventura breve e ingresa a estudiar Artes Plásticas pero la flauta tampoco sonó, finalmente cuando la Universidad del Atlántico abrió el programa de Arte Dramático Fernando encontró su lugar dentro del alma mater.
En 1997 Cárdenas conoce a otro soñador incorregible que le abre las puertas definitivas para empezar a labrar su camino, Manuel Sánchez director de la Fundación Luneta 50 y del Festival Internacional de cuenteros “el caribe cuenta” lo invitó a asistir a los eventos culturales que se programaban en la Casa Luneta. “Asistí a un taller que estaba dictando Iván Torres y ahí fue que me pillé que yo estaba haciendo algo parecido a la cuentería. De Iván aprendí las técnicas para hacer cuentería de una manera más formal. En ese tiempo Manuel me invitó también a hacer parte del grupo de teatro La Factoría de Ilusiones. También estuve en el grupo de teatro Arropilla.com,creo que ahí empezó todo”, recordó.
Sobre cosas que hacen clic y explotan boom
Afiebrao como se dice de este lado del mar o gomoso como se dice del lado del altiplano, Cárdenas se obsesionó con la cuentería y se aprendió dos historias que empezó a presentar en diferentes eventos culturales como Lecturas Vitales y le insistió y le volvió a insistir a Sánchez para que lo invitara a participar en el también naciente Festival ‘el caribe cuenta’ en 1998.
“Creo que Manuel se cansó de tanta insistidera y me metió en la programación y presenté dos cuentos con los que me los pasé toda la semana del Festival porque no me sabía más. Entonces pillaba entre el público y si veía una cara conocida ‘este man ya me escuchó el cuento Una moneda de cincuenta que se enamora de un billete de a mil’ y entonces contaba Del por qué el conejo tiene las orejas largas y así me la pasé”, rememoró Cárdenas liberando una de sus telúricas carcajadas.
Del amor y otros oficios
En momentos en que Fernando bregaba para conseguir más estudiantes que se sumaran al sueño académico de las artes escénicas conoció a la niña de sus ojos, Mayerlis Beltrán, una estudiante del colegio Barranquilla para Señoritas que le recibió con interés el volante publicitario que Cárdenas venía distribuyendo en las diferentes escuelas de la ciudad. “Si no conseguía gente para el programa no se abría la cohorte y así conocí a Mayerlis, ella se interesó en seguida y al tiempo entró a estudiar y nos hicimos amigos, después ella se interesó por la cuentería y armamos un combo que empezó a contar en eventos y a las afueras de la U”, contó.
Fernando y Mayerlis han conformado desde entonces una exitosa dupla en la que combinan las técnicas de la tradición oral con los profundos conocimientos de las artes escénicas. La pareja fundó la Corporación Cultural Nave, una ONG que se dedica a la creación de espectáculos en donde se mezclan la narración oral y la escénica. Al lado de Mayerlis Fernando empezó a rodar por algunos países de Latinoamérica llevando la buena nueva de la palabra y la escenificación.
Vivieron 6 años en Argentina en donde ambos se especializaron. A la tierra de Fito, Charly, Cerati, Borges, Cortázar, de los compadritos y los guachos la pudieron conocer gracias a diferentes festivales desde Buenos Aires hasta la Patagonia. También han tenido la posibilidad de presentarse en México, Chile, Paraguay, Uruguay, Ecuador y Costa Rica.
De la mano de Mayerlis se alzaron con el Premio Distrital de Dramaturgia y con el Premio Nacional de Creación Teatral del Ministerio de Cultura y por estos días esperan concluir su mayor obra, el nacimiento de su hijo.
Cárdenas también fue Barroluco, el personaje de la serie infantil, el Bus Amarillo, un seriado que estuvo al aire por Telecaribe durante 3 años.
‘El caribe cuenta’ en este 2017 llega a su vigésima edición y Fernando Cárdenas que empezó a contar desde los inicios del Festival lleva ya 20 años transmitiendo de festival en festival, de país en país el gen de la palabra hablada y aunque hoy ejerce la docencia universitaria si uno le pregunta ¿quién es o qué hace? Responde sin aspavientos ni titubeos que él no es más que un “cuentero”.
Fernando se considera hijo adoptivo de ‘el caribe cuenta’ y en esta su edición número 20 (del 27 de agosto al 3 de septiembre) justamente es uno de los invitados especiales. “El Festival cumple 20 años, los mismos que tengo yo de estar contando por eso es tan especial para mí participar”.
De acuerdo con sus propias palabras ‘el caribe cuenta’ y él son como gemelos gestados en diferentes vientres ya que tanto su propia historia como la del mismo Festival se pueden resumir en un mismo puñado de palabras, fe, tenacidad, resistencia y perseverancia.